ESCUELAS EN PANDEMIA

     El Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) vino a agudizar toda una serie de situaciones de precariedad educativa que veníamos sufriendo tanto docentes como estudiantes, y a visibilizar las condiciones de desigualdad social existentes en nuestro territorio.

    A las jornadas extensas de trabajo a las que ya estábamos sometides, ahora le sumamos la adaptación de las planificaciones a la virtualidad, creando y sosteniendo nuevos canales de comunicación, recibiendo a toda hora pedidos de las autoridades, entregas de nuestros estudiantes, etc. Estas actividades multiplican las horas de laburo por las que somos efectivamente remuneradxs.

    Otra cuestión que debemos resaltar es que tanto, antes como durante del ASPO somos nosotras quienes seguimos realizamos las tareas de cuidados dentro de nuestros hogares, y ahora debemos sumar el acompañamiento educativo no sólo a nuestres estudiantes sino a hijes, sobrines, hermanes.


    En este contexto, también debemos soportar múltiples situaciones de violencia laboral que incrementan nuestro estrés cuando, de la noche a la mañana, nos demandan cumplir con innumerables solicitudes que se encuentran por fuera de cualquier normativa establecida.

    En ocasiones recibimos “aprietes” e intentos de sanción por parte de directivxs por no cumplir a su tiempo los pedidos, o cuando en los peores casos, nos intentan censurar por usar lenguaje inclusivo en nuestros materiales, por tan sólo mencionar un ejemplo.


     Acaso no saben que aún en cuarentena, les docentes seguimos siendo quienes contenemos a estudiantes con sus problemas cotidianos? Así como lo hacían en la presencialidad, siguen acudiendo a nosotres cuando sufren abusos, embarazos no deseados, depresiones, violencias, discriminaciones, etc. Problemas que se potencian en el marco de encierro dentro de los hogares, en el cual a la vez se destapan situaciones no tan visibles anteriormente, como los casos de gromming y ciberacoso.


    Como si nada de todo eso siguiera sucediendo, pareciera ser que las máximas autoridades de Educación nos creen inmunes a las consecuencias negativas que nos traen esta pandemia. Sumado a lo ya dicho, pretenden que continuemos enseñando remotamente cuando el 45% de la población es pobre y no tiene conexión a internet. 

    La verdad es que no podemos continuar como si nada pasara y adaptarnos tan sencillamente a la “nueva normalidad”.


Biblioteca Docente de Materiales pedagógicos: 1ero de Mayo

Basta de violencia a la docencia. Campaña contra el acoso laboral


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