LA LUCHA DE GUILLERMO CASARINI

En la docencia, con la pérdida de la visión… se pierden los derechos.
Se fue un guerrero, nos dejó Guillermo Casarini . Nuestra tristeza no constituye atajo alguno para la tarea que nos deja respecto a lxs docentxs con discapacidad. Sus avances fueron gigantes, pero aún falta.
Guille batalló durante nada menos que 11 años contra la escandalosa situación que aún persiste y que tiene que atravesar cualquier docente discapacitado al momento de titularizar: NO PUEDE LOGAR LA ESTABILIDAD PLENA DE SU TRABAJO!!
¿Por qué? Porque el ingreso supone la aptitud psico-física, y con una discapacidad mayor al 66% no puede aprobarse. Pero además no se puede incrementar las horas de trabajo, dado que es sacado de listado oficial, violando las normas contempladas en el Estatuto del Docente (Ley 10.579 y modificatorias) y en las leyes de Discapacidad (Nacional Nº26.370 y provincial Nº 10.592, del cupo del 4% de empleados con discapacidad para todas las reparticiones de la administración bonaerense). Ante esto, la salida que ofrece la DGCyE es el ofrecimiento de la jubilación por discapacidad, que implica un porcentaje mínimo de salario. Además de significar el acceso al derecho jubilatorio sólo por el cargo “cuasi” titular.
En el caso de Guillermo, esta situación implicó perder las horas en las que no era titular, obligado a realizar “cambio de funciones” y anteponer un amparo. Paradójicamente, lo que Guille transitó está contemplado en el Art. 15 del Estatuto del Docente, que genera el cargo de Auxiliar Docente de Secretaria, pero no está reglamentado. Por ello le llevó batallar 8 años en un estado de vulnerabilidad y la precariedad en sus condiciones de trabajo, hasta que crean el primer cargo de Auxiliar Docente de Secretaria en la provincia de Buenos Aires. Lo que constituye un antecedente muy importante, considerando que el 9% de lxs docentes de la provincia sufre algún tipo de discapacidad.
Esos 8 ocho años fueron vertiginosos para Guillermo y su expediente, que recorrieron cada instancia burocrática, y certificaron en la práctica la discriminación y el estado de abandono al que lo sometió la DGCyE. Por eso exigía la urgente reglamentación del Artículo 15 del Estatuto del Docente, para que quienes pasaran por su situación, no tuvieran que transitar el hostigamiento de nuestra patronal.
Sin embargo, la odisea no terminó ahí. Con el nuevo cargo lo obligan a vivir con la menor jerarquía en el escalafón docente (preceptor), impidiéndole incrementar su carga laboral. Arbitrariamente le impusieron para el cargo una escala salarial de 1.1., lo que no se corresponde con el marco legal. Un fallo judicial se pronunció por el reconocimiento de una escala salarial de 2.2., pero la DGCyE se negó a cumplirlo. Ello obligó a Guille a salir a dar batalla nuevamente, pese a que su salud estaba muy frágil. El 19 de diciembre de 2013 se encadenó a las rejas de la DGCyE hasta que arrancó un índice cercano al reclamado.
En todo su recorrido corroboró el rol de la conducción provincial (lista celeste), que nunca llevó la situación de lxs docentes discapacitados a instancias de negociación ni a comisiones paritarias, pese a sus reiterados pedidos y denuncias en espacios orgánicos de Suteba.
Hasta sus últimos días alzó la voz en las asambleas docentes reclamando por la accesibilidad de los edificios escolares y de la propia DGCyE, saturada de encumbradas escaleras.
Guillermo se fue. Pero nos dejó su bravura, su empuje. El ejemplo de su implacable camino de pelea contra tantx burócrata, tantx funcionarix y patrón.

FOTO: Guille en los 10 años del BONDI