Un capitalismo que nos incluye… un metro debajo del agua

Editorial Peluca de Sarmiento 15 agosto 2015


Cada vez se reitera con más frecuencia. La cuenca del Río Luján en los últimos años viene siendo un área particularmente vulnerable a los efectos de las inundaciones. No existe un único factor que explique las inundaciones, pero los expertos coinciden en señalar como principal a los desarrollos inmobiliarios de tipo cerrado, y a los canales clandestinos que realizan los empresarios rurales para que no se les inunden los campos.
La ciudad se expande y muchas veces lo hace sobre los humedales, lugares que tienen las peores condiciones naturales para el asentamiento humano. Los humedales funcionan como una esponja: retienen el agua de las crecidas y la purifican, favorecen al desarrollo de la biodiversidad, y gradualmente, contribuyen al completamiento natural del ciclo hidrológico. Sin embargo, se “taponan” con urbanizaciones inmobiliarias de tipo cerrado que, paradójicamente, promocionan un estilo de vida asociado al disfrute del agua y la naturaleza.
Como advierten los distintos analistas, la cuenca del Río Luján ha sido objeto en estos últimos 20 años de un avance fenomenal en este tipo de propuestas, que buscan constituir una oferta paisajística para sus emprendimientos inmobiliarios asociados a cuerpos de agua naturales o artificiales. Para este tipo de construcciones los terrenos deben ser transformados de manera drástica, requiriendo de tareas de relleno que elevan sobre la costa natural cambiando la forma del humedal, e impidiendo por lo tanto el escurrimiento del agua como lo haría naturalmente. Por lo tanto, en algún momento generan un cuello de botella en la capacidad de escurrimiento del agua.
En la cuenca baja del Río Luján más de 60 emprendimientos inmobiliarios ocupan 9200 hectáreas de humedales. Es ello lo que genera un estrangulamiento precisamente en la zona donde el río entra en la fase de desembocadura y donde además pierde naturalmente velocidad porque no hay pendiente natural para que el agua escurra, esto lo que genera es que el agua permanezca retenida. Ese excedente hídrico permanece retenido por mucho más tiempo que el que debería de no existir este tipo de emprendimientos inmobiliarios, que es el caso que estamos viendo en Luján o en Mercedes.
Asimismo, los emprendimientos de grandes grupos de productores agropecuarios han transformado las áreas rurales de una característica más ganadera hacia otra más agrícola precisamente con el boom de la soja. Con ellos, como necesitan sacar el excedente de agua de los campos para que los cultivos no se vean afectados, cada productor trata de salvar su propia cosecha, y desarrollan canales clandestinos que aportan un volumen de agua muy significativo al problema.Como puede observarse, los estudios de los especialistas nos conducen a conclusiones terminantes:
Grandes capitales que buscan valorizarse con mega emprendimientos que desprecian espacios naturales y generan paraísos artificiales para otros grandes propietarios que tienen capacidad de consumo suntuoso.
Grandes productores agropecuarios que reconvierten sus actividades buscando la ventaja competitiva de la soja y los dólares que de ella usufrutúa, llevándose puesto lo que sea necesario para también acceder a ese consumo de lujo.
Y grandes proyectos gubernamentales que en nombre de la inclusión social impulsan una salida tan primario exportadora como la de principios de siglo pasado, un capitalismo que incluye a todos y todas … sólo que un metro debajo del agua.