A los Inspectores...

Desde nuestro lugar de trabajadores nos dirigimos a ustedes procurando dar cuenta de algunas situaciones en las que nos vemos involucrados y frente a las cuales solo advertimos respuestas “automáticas”, “heterónomas”, “irreflexivas” y, por último, con un perfil “autoritario” cuando se busca a partir de ellas negar concientemente derechos estatuidos.
Encontramos un gran problema en el sistema educativo, del cual ustedes son responsables en tanto funcionarios del Estado y en tanto eslabón de una cadena “heterónoma” de mando. Observamos una actitud ambigua y contradictoria frente al cumplimiento de la ley que aproxima la política educativa actual a la vigente durante el menemismo, implicando no solo un actitud política de clara orientación privatista que profundiza la desigualdad social sino también una clara política de precarización de nuestra condiciones laborales que incide tanto en nuestra salud como en nuestra práctica profesional. 
Entendemos que esta “actitud ambigua y contradictoria” en realidad responde a una clara política de avanzar en el desprestigio de la educación pública con la finalidad de que se consoliden las condiciones para el avance de la educación de “gestión privada”. Se avanza en este sentido cuando precarizan de manera permanente las condiciones pedagógicas dentro del ámbito educativo, cuando no dan cumplimiento a los aspectos más progresivos de la Ley de Educación Provincial (y que más inversión demandan), cuando omiten dar cuenta de la aplicación de las resoluciones 3367/05 y 333/09, etc. En definitiva, cuando en su accionar omiten dar resolución concreta a los problemas de infraestructura y falta de personal en las escuelas.
El conjunto de estos aspectos, al cual debemos adicionar la nefasta política salarial sostenida en los últimos años (que obligan a trabajar más y disponer de menos tiempos para capacitación), deja a los docentes en lugares de indefensión y vulnerabilidad institucional, siendo los casos emblemáticos de estas situaciones los preceptores a quienes se les impone una sobrecarga laboral desmedida cuando se tienen que encargar de las bibliotecas de sus escuelas (por falta de bibliotecarios), de la violencia expresada en la institución (por falta de equipos de orientación escolar), de la atención a los padres y de trabajo administrativo (por falta de directivo y secretarios), etc. A quienes, además, arbitrariamente, y sin estar generadas las condiciones para ello (por falta de inversión y por los estados de emergencia edilicia de las escuelas) se les impone la responsabilidad de la absurda y mentirosa “continuidad pedagógica” sin inversión. Esta situación estructural, de la cual ustedes son responsables, no solo afecta a los preceptores sino al conjunto de los trabajadores de la educación, siendo emblemático también lo sucedido con el violento ataque que sufrieran en los últimos días los docentes, y la institución (en términos generales el nivel inicial), del Jardín 914, por citar solo un caso de resonancia pública. 
Esta situación general, y estructural, que cabe conceptualizar como de “EMERGENCIA”, encuentra un punto de trinchera en los trabajadores que decimos “SI A LA EDUCACIÓN PUBLICA” y, haciéndonos cargos de esta postura política-ideológica, decidimos enfrentar con las herramientas que tenemos a disposición las políticas oficiales neoliberales de privatización y precarización laboral. Una de esas herramientas que disponemos para organizarnos y luchar es el sindicato, otra es el Estatuto del Docente.
Por ello nos preocupa de sobremanera cuando desde sus lugares cómodos de funcionarios del Estado, utilizan sus espacios de poder NO para hacer cumplir las leyes en los aspectos neurálgicos relacionados con los aspectos más progresivos de las normas jurídicas vigentes (de hecho en contrario solo justifican la no aplicación, como en el caso de las nombradas resoluciones 333 o 3367 de tratamiento de POF-POFA), TAMPOCO para defender a los docentes cuestionados y violentados todo el tiempo y por todos lados (radio, televisión, gobernantes, etc.), sino que utilizan su lugares privilegiados de poder para realizarse como “PATRONES”, fieles servidores del Estado y artífices de los ataques a los derechos instituidos.
Referimos en concreto a las cientos de denuncias que nos han llegado a SUTEBA LP. Denuncias de literales “aprietes” a docentes que deciden movilizarse con otros docentes por la defensa de sus condiciones de trabajo, por la educación pública, por la demostración de dignidad y orgullo por el trabajo elegido. Aprietes relacionados a amenazas acerca de lo que pasaría si utilizan el “115.b.3”. Dicen con tonos amenazantes “se les descontará el día”, “perderán el cargo”, “te cubre solo un turno”, etc.
Señores inspectores, somos concientes que no todos ustedes recurren a estos “aprietes”, pero también somos concientes que es una práctica habitual hacerlo cuando se sienten desbordados por los reclamos. En vez de preocuparse, actuar en conjunto con sus compañeros inspectores, y buscar la resolución concreta de los problemas suscitados, y ante tantos reclamos legítimos protagonizados por los trabajadores, empiezan lentamente a imponer la lógica de la amenaza que en ocasiones implica incluso el llamado por teléfono intimidatorio (a las casas o celulares de los compañeros) como nos ha sido informado con cierta preocupación y asombro por varios compañeros. 
Repudiamos esa práctica perversa que nos remite a otros tiempos de persecución política-ideológica, y la repudiamos por arbitraria, autoritaria e ilegal. La licencia gremial es un derecho estatuido, es un derecho logrado por los trabajadores para la organización interna y para batallar en contra de las arbitrariedades que día a día, hora a hora, nos pretende imponer el sistema. El artículo 115.B.3 del Estatuto es un derecho logrado y que vamos a defender con todas las herramientas que tengamos a disposición.
Señores inspectores si no quieren que los trabajadores reclamemos abandonen, al menos parcialmente, sus lugares de funcionarios funcionales y empiecen a dar respuestas concretas a las demandas de los que sí estamos día a día en las escuelas y que hacemos todo lo posible para garantizar que la “inclusión” no sea amontonamiento, que la “continuidad pedagógica” no sea amenaza para la salud de los trabajadores y de los alumnos, para que trabajar como docente no sea una profesión de “autodestrucción”.
Señores inspectores no aprieten a los trabajadores y garanticen el funcionamiento efectivo del sistema educativo, garanticen una educación de calidad para los alumnos, garanticen condiciones dignas de trabajo para los docentes, garanticen escuelas “realmente” inclusivas.
Señores inspectores, vamos a defender con uñas y dientes nuestros derechos estatutarios, nuestras condiciones laborales, y las condiciones pedagógicas dignas para nuestros alumnos. 
Sin más.

Colectivo de Trabajadores de la Educación

En la Conducción del SUTEBA La Plata