DOCENTES DE LA PROVINCIA ANTE LA EXIGENCIA DE INFORMAR PREVIAMENTE ADHESIÓN A LOS PAROS


Por el Taller de Estudios Laborales



“El presente instructivo, más allá de aunar criterios pretende instalar la obligación de dar aviso en tiempo y forma de la decisión que se toma frente a cualquier medida de fuerza y la forma de organización del servicio, a la instancia jerárquica correspondiente”

La circular-instructivo de la Dirección General de Cultura y Educación, Jefatura Región 5, de la Provincia de Buenos Aires, que se adjunta, fue enviada hoy por mail por la directora de una escuela primaria de ese distrito a los docentes a su cargo.

La misma es un paso mas en la naturalización de algo que seguramente empezó como una colaboración de los maestros con los padres y los chicos y como ocurre muchas veces cuando no se defiende un derecho se ha convertido en una obligación de hecho. Por la misma se pretende que los docentes informen por escrito y con firma si se van a adherir o no las medidas de fuerza que resuelvan los sindicatos. Este pedido debería ser interpretado como una medida intimidatoria y antisindical. Pretende convertir un conflicto laboral en un tramite administrativo y a una medida de protesta en un hecho que moleste lo menos posible. Oculta que los inconvenientes que genera una huelga docente son responsabilidad de las autoridades que no resuelven los problemas y hacen propuestas absurdas e inaceptables a sabiendas que llevaran a la paralización de las clases. Solicitar a un trabajador que informe por anticipado en forma individual su participación en una acción gremial es desconocer el derecho de los trabajadores a defender colectivamente sus derechos. Expone al docente que adhiere a sanciones y al que no piensa adherir lo pone en la situación de sabotear objetiva y anticipadamente el accionar de sus compañeros. Esto se completa luego con otro hecho inadmisible: el registro en el legajo docente de las inasistencias por huelga. Si todo esto ocurriera en una empresa privada seria un escándalo que la pondría fuera de la ley, al violar derechos constitucionales y discriminar a sus empleados por ejercer sus derechos. Esta conducta antilaboral típicamente patronal de las autoridades del sector no hablan nada bien de la convivencia respetuosa que debería reinar dentro de la comunidad educativa. Los sindicatos deben oponerse a estas practicas y denunciarlas. Debería comunicarse a las autoridades, a los directores y a los propios docentes la improcedencia e irregularidad de las mismas. A los docentes se los debería instruir para que no respondan a esta requisitoria, o por los menos, si no da, a decir que “no sabe”.

Las autoridades tienen derecho a ser informadas con anticipación sobre medidas de fuerza, si eso es factible, pero esa comunicación debe hacerla el representante del conjunto de los trabajadores y no puede exigirse que sea en forma individual por cada docente. Las autoridades pueden llevar un registro estadístico de las adhesiones a los paros en su jurisdicción, pero no listados personalizados de los huelguistas, algo que solo puede instrumentarse con el objetivo de castigar y discriminar. Las autoridades pueden y deben tomar las previsiones del caso frente al anuncio sindical de paros, pero sin trasladar responsabilidades a los docentes ni menoscabar, aunque sea sutilmente a traves de actos aparentemente administrativos, sus derechos como trabajadores.